lunes, 31 de octubre de 2016


"Aligera el paso rumbo al encuentro de su palabra. 
Descubre el sonido enigmático de los pasos de su propia fiera
Anhela transcribir a través de las garras o patas eso oculto que habita en sí...
Es élitro que avanza a la espera del siguiente grano de arena.
Es ala suspendida en la sequía de la tierra
Desea con ansia infinita, un día, saciar su sed
Sumergirse en una noche de luna nueva para navegar en la corriente 
Y seguir el movimiento ondulante que se traduce en un pez"


Así, con poesía finalizamos octubre y abrimos nuestras letras al noviembre que se aproxima. 
Esperamos que disfruten de nuestro vídeo de presentación
donde en un minuto se conjuga, como en la vida misma,
 la naturaleza, la inspiración y las palabras. 

" Una manera holística de publicar"

jueves, 27 de octubre de 2016

Infraestructuras verdes. Visión hacia el futuro o retrospección hacia el origen




...Después de la segunda guerra mundial el gran desarrollo económico y urbanístico creó megalópolis donde “lo verde” estaba ausente. En las últimas décadas, los movimientos urbanos verdes se han convertido en un fenómeno destacado y dinámico. Se ha prestado una especial atención a las cuestiones técnicas y ambientales relativas a las construcciones verdes. Sin embargo, el análisis del mercado y el impacto socioeconómico de las mismas no ha estado en el primer plano de análisis... (Felipe & Britz, 2016: 41)

Para hilar los hechos que dieron origen a las “Infraestructuras verdes” atravesaremos continentes. En esta ocasión, nos subiremos a un barco vikingo, a un drakkar. Trasegaremos en medio de sus puertos, en el espacio y en el tiempo (este último sin un orden cronológico). Nuestro objetivo: visitar los mares de viviendas cuyos techos reverdecen o parecen naves invertidas que mantienen el calor de aquello que cobijan dentro. 

Zarparemos de los puertos nórdicos, bajo el frío extremo, donde el límite es una oportunidad. Escogeremos como piedra angular unas de sus casas; esas que parecen sembradas y que fueron talladas, como sus drakkares, con coraje y creatividad.  

Los vikingos, como tantas otras culturas, nos enseñaron a aislarnos del frío en las latitudes donde el invierno suele ser implacable. Diversas sociedades nos han ilustrado sobre estrategias edificantes para adaptarnos a cada ecosistema. El común denominador, en todas ellas, ha sido el previo reconocimiento y sabia lectura del entorno... Es esa reconexión con los conocimientos heredados, a lo largo de los siglos, la que muchas veces ha sido aplicada por los pobladores en cada lugar. 


El uso de la diversidad de especies vegetales para la elaboración de las viviendas, al igual que el uso de tintes naturales y diversos tipos de maderas, se basa y se ha basado en el estudio de sus ecosistemas.

La historia arquitectónica de nuestro planeta ha trasegado desde los territorios inhóspitos de techos de turberas, paredes de roca y materiales orgánicos entretejidos hasta el cemento y el asfalto. 


... En Egipto se empleaban tanto un sistema adintelado, cubierto por madera u hojas de palmeras, como un sistema de bóvedas primitivas. Pero es en Mesopotamia donde aparecen los primeros ejemplos de “cubiertas planas” con la ejecución de los célebres Jardines colgantes de Babilonia... Para la ejecución de dichos Jardines se construyeron unas terrazas escalonadas sobre pilares impermeabilizadas con betún, que era un material abundante en estas tierras, en las que se plantaron árboles y otras especies vegetales... Luego, entre el Renacimiento y el siglo XIX incluso se llega a emplear la paja de centeno sujeta a las correas en haces... (Juez, Delgado & Hamalainen, 2013:12-14)

En medio de ese hilo conductor que parece ser la historia —sin seguir necesariamente un orden cronológico— llegamos a una arquitectura prehispánica que transcurrió a la par y continúa siglos después cargada de simbología e interpretaciones sobre el mundo. 

Una donde las comunidades, hasta el día de hoy, hacen uso de diversos tintes naturales, plantas y animales en relictos cada vez más reducidos. Son particulares los tejidos infraestructurales, según el ecosistema, pero todos tienen un origen orgánico, sea en América, Oceanía, Europa, Australia, África, Asia o India.


... Una admirable artesanía es la de los pueblos pastores semi-nómadas de Suráfrica;
estos confeccionan sus casas con esterillas de junco, que disponen sobre la estructura
de cañas entramadas, que la sostiene; También son utilizados los
juncos en Senegal que, como dice el arquitecto Vélez, dejan ver
una “obra ordenada, elegante, pura, limpia, de amorosa artesanía, aprovechando al
máximo la materia prima disponible”. Y, lo que resulta más difícil de apreciar a primera
vista: la fuerza expresiva de esta arquitectura anónima que surge de un esfuerzo
colectivo espontáneo y armonioso... (Sánchez et al., 2014 : 211)

Cuando los territorios donde se habita y se ha habitado no son siempre planos, ni secos, ni ubicados en benévolos valles, es más cuidadosa la “lectura” de cada sistema. A veces, alrededor solo se cuenta con praderas de turberas, algunos pastos o afiladas piedras; la añorada madera es ajena frente a la ausencia de portentosos árboles... 

... Los taironas no solamente construyeron una o dos casas sino poblaciones enteras con cientos de casas cimentadas sobre roca, sin emplear materiales cohesivos. Se encuentran puentes monolíticos, grandes plazoletas enlosadas de piedras bien pulidas, sistemas de canalización de las aguas lluvia que evitaban el lavado y erosión de los empinados perfiles montañosos, y hasta el riego artificial en la árida costa aledaña a Santa Marta – Colombia... (Cárdenas-Arroyo, 1992).



¿Existe la casualidad, la causalidad o la sincronía en la construcción de las infraestructuras armónicas con su medio?.

Con este preludio de una historia de creadores, interpretes, constructores y navegantes (mucho más rica y abundante de lo que, aquí, apenas hemos tocado sutilmente) damos inicio a esta nueva publicación.

Y es que es imposible hablar de “infraestructuras verdes” sin ir un poco atrás, hacia el origen. Nuestra finalidad ha sido realizar un preludio al reciente libro publicado y titulado: Ciudades verdes en el mundo. Progreso – Innovación – Organización [1].




A diferencia de aquel sentido histórico —casi rural— anteriormente explicado, el “verde urbano” ha tenido dos sinónimos distintos: uno donde la opulencia ha crecido en medio de ostentosos jardines en las grandes ciudades; mientras, para otros fue y sigue siendo una fuente de alimentos y de otro tipo de riqueza: la que otorga el valor de lo orgánico. 


La arquitectura de cada sociedad ha respondido y responde a esa necesidad de adaptarsen los individuos a cada ecosistema.

En las megalópolis en crecimiento un 70 % de la población llegará a vivir en las próximas décadas. Frente a esta realidad, según Felipe & Britz (2016) se debe cambiar urgentemente el escenario del gris al verde, mejorar las condiciones de vida, ahorrar energía y reducir los residuos y la huella ecológica. Dichos autores están convencidos que las cubiertas verdes y los jardines verticales tienen un gran futuro y son un enorme recurso del espacio, sin utilizar, con muchas posibilidades medibles para fomentar un entorno urbano más sano. Manfred Köhler, actual presidente de World Green Infrastructure Network afirma que el interés mundial ha aumentado desde los proyectos individuales de cubiertas verdes a conceptos más integrados. El término “infraestructura verde” se ha incluido en los programas de la Unión Europea y en América Latina ha conseguido en la última década la atención comercial, económica y política. No obstante, el abordaje deberá ser multidisciplinar e integrarse a las políticas públicas de cada gobierno. 


“Traer la naturaleza” a las ciudades mejoraría no solo la calidad del ambiente sino la calidad de vida de las personas. De esta forma, se generarían más servicios ecosistémicos.

Si bien la propuesta está cada vez más “viva” no es solo cuestión de grandes inversionistas y de elevadas sumas de dinero para mejorar la estética de las edificaciones. Las infraestructuras verdes deberán orientarse hacia un cambio en el paisaje urbano y a favorecer la fijación del carbono emitido por las grandes ciudades. Sin embargo, sus altos costos pueden ser un limitante no sostenible o estar solo disponible para empresarios y/o individuos solventes a nivel económico. Por lo tanto, es fundamental apoyar a su vez “otras corrientes” que buscan alternativas que cumplan las mismas funciones sin ser, necesariamente, estéticamente correctas.


La creatividad de infraestructuras verdes debe ir de la mano con la sostenibilidad en las ciudades e involucrar a todos.

El botánico francés Patrick Blanc (inventor de los jardines verticales o muros vegetales) en su reciente visita a Colombia —luego de conocer las iniciativas en infraestructuras verdes en este país — ha enfatizado en la necesidad de usar la diversidad de las especies nativas en cada lugar para dichos emprendimientos. Su concepto es integral: arte - diseño - diversidad - sostenibilidad. 

Para ello, primero es necesario hacer estudios de factibilidad en cuanto a disponibilidad de recursos no solo económicos sino hídricos y de mantenimiento; además, recurrir al conocimiento ecológico y local con una alta dosis de “integración de saberes” y creatividad. Se hacen necesarios sistemas integrales que involucren tecnologías eficientes, de menores costos y sustentables. 


Estrategias orientadas hacia diálogos naturaleza-sociedad.

Si desconocemos nuestro pasado y las estrategias ancestrales, nos perdemos la oportunidad de mirar hacia un futuro que se muestra implacable... 

Es necesaria una retrospección hacia el origen para preservar una visión holística  hacia el futuro.

Seguimos navegando en nuestro jardín interno y externo... Seguimos Bios Escribiendo...

Hasta nuestra próxima navegación. 



[1] Es el primer libro de la organización World Green Infrastructure Network (WIGN). Nuestra editora y traductora de Bios Escritores, Karen Amaya Vecht, participó en la traducción de este libro junto con otros traductores de Colombia y otros países.





Referencias 
Briz, J., Köhler, M & Felipe, I (Editores). 2016. Ciudades verdes en el mundo. Progreso – Innovación – Organización. 

Cárdenas, F. 1992. América: tres civilizaciones y numerosas sociedades intermedias. En: Revista Credencial Historia. Edición 34, octubre. Recuperado de: http://www.banrepcultural.org/node/32891

Robles, M., Fernándes-Oliveras, A., Oliveras, M. 2014. Las formas de construcción en África: un micro proyecto para trabajar globalmente las matemáticas en educación infantil. Reidocrea. Volumen 3. Artículo 26. 207-221. Universidad de Granada. Recuperado de: http://digibug.ugr.es/bitstream/10481/32850/1/ReiDoCrea-Vol.3-Art.26-Sanchez-Fernandez-Oliveras.pdf

Tejela, J., D. Navas, C. Machín. 2013. Restauración y rehabilitación. Rehabilitación, mantenimiento y conservación de cubiertas. Tornapunta ediciones. Recuperado de: http://libreria.fundacionlaboral.org/ExtPublicaciones/Rehab_Cubiertas.pdf

lunes, 17 de octubre de 2016

La dimensión en letras de la tierra: Charles Marie de La Condamine.


El navegante. Diseño de: Luisa Fernanda Castellanos.



Ninguna navegación ha sido fácil. 
Siempre, el mar y el río han sido un par de misteriosos universos sumergidos.
Mosaicos de mundos oscilando en el mismo planeta. 

En 1735, un grupo de jóvenes entusiastas, dinámicos y llenos de esperanza querían probar que con su inteligencia podrían desentrañar la medida de la tierra. Ellos deseaban confirmar la forma del planeta y medir un grado del meridiano terrestre. Esta odisea ocurrió en dos tramas expedicionarias: una rumbo al polo, mientras, un grupo de diez navegaron hacía el Ecuador. 


Cuando iniciaron el viaje en 1735 eran diez: Couplet murió de fiebre amarilla, Seniegues fue asesinado por un amante celoso, Morainville desapareció en la selva, Hugot cayó desde un andamio, Verguin se instaló en Tolosa y llevó una vida contemplativa, Godín des Odonnais murió como un anciano perdido en su desvarío, Jussieu llevó una vida de vegetal, sin memoria ni pensamiento. Godín murió de apoplejía sin haber publicado el resultado de sus investigaciones. Bourguer mantuvo una agría disputa con La Condamine, pero logró publicar sus obras. La Condamine cuido su gloria... (Trystam, 1999: 234).

Si bien las matemáticas serían las protagonistas, la curiosidad y la pasión serían traducidas en letras. Escribir envueltos en la intriga que conlleva un viaje desconocido, casi siempre sin retorno, es más que una vocación. Conservar la lucidez en medio de un sino trágico, incierto o exitoso es de aprendices avanzados. Charles Marie de La Condamine (1701 – 1774) logró sobrevivir al igual que sus escritos —diversos libros y poesías— cuando la ciencia no era ajena al lenguaje de las emociones. 

La escritora e investigadora Florence Trystam navegó entre los archivos de este viaje y lo describió en detalle en su novela Le procés des Étoile (1978). Ella descubrió elementos ricos y dignos para el desarrollo de una o varias novelas. Quizás, porque una navegación no es ajena al amor, la pasión y sus inciertos desenlaces. Los encuentros y desencuentros permiten revelar, en territorios desconocidos, la realidad de cada uno. Más aún, cuando se viaja con la expectativa de realizar un nuevo descubrimiento. 


Eso es un viaje: una aventura que puede llegar a romper las membranas endurecidas de nuestras células del temor. 
Si se pierde el miedo a dejarse tocar por el sentir personal y del otro, de repente, puede surgir un conjunto inesperado de palabras que habitaban dentro de sí. 

La Condamine fue un ser apasionado en su investigación y creación de sus escritos, tal vez, no tan profundo como otros expedicionarios. No obstante, Wolfgang von Hagen (1963) afirmó:


Nunca tuvo Sudamérica un defensor más ardiente que La Condamine... 
No existía ningún libro que él no conociera y leyera; 
no había ninguna revista que no incluyera algún escrito suyo.

Aquella expedición en el Ecuador duró cerca de diez años a lo largo de esos ríos y mares difíciles de desmembrar.  Los ríos sorprenderían a La Condamine y embarcarse en una canoa no solo sería una aventura emocionante y apasionante, sino, además, llena de despertares. 


Encontrarse con la naturaleza tan de frente, siempre, tuvo y tendrá sus riesgos.

La Condamine “gran conversador y hombre de mundo” logró que la misión geodésica estuviese ligada esencialmente a su nombre...


...Me propuse sacar utilidad del viaje trazando un mapa de este río y recogiendo toda clase de observaciones que tuviera ocasión de hacer en un país tan poco conocido. Las concernientes a las costumbres y usos singulares de los diversos pueblos que habitan en sus riberas, tal vez, excitarían más la curiosidad de algunos lectores; pero he creído que en presencia de un público familiarizado con el lenguaje de los físicos y los geómetras, apenas si me estaba permitido extenderme sobre materias extrañas al objeto de esta academia; sin embargo, para que se comprenda mejor, no puedo eludir el dar algunas nociones preliminares acerca del río, asunto de este trabajo y de sus primeros navegantes... (Extracto de “Viaje a la América meridional” escrito de Charles Marie de La Condamine y traducido por Federico Ruiz Morcuende en 1942).

Él, valientemente, escribió sobre otros navegantes y sus expediciones: Orellana (1539), Ursoa (1568), Texeira (1638) y Acuña (1640). No obstante, no le fue fácil relacionarse con los navegantes y seres que fue encontrando en América. Siempre, la naturaleza humana ha sido un misterio a lo largo de los tiempos. Los nativos medían la vida con otro tipo de segundero en el reloj de sus días. Su espacio y su comportamiento no conocían los límites de una cultura ajena a sus tierras. Eso, quizás, ninguno logró comprenderlo. 


Ser “salvaje” era y es ser auténtico, 
no existía ni existe una escala para medir ni clasificar lo que, bajo cada óptica, es bueno o no lo es.

Sentimos en Bios Escritores el acto escrito es un proceso, es similar a una travesía, no es un acto de fe, es un acto de amor y de coraje. Así, continuamos descalzas en una barca y vamos leyendo a grandes navegantes. Remamos despacio, sin afanes, para no perdernos los momentos. Seguimos guiadas por nuestro propio segundero...

¿Cuál será nuestro próximo destino?

¡Te esperamos!

Referencias
La Condamine, C. 1942. Viaje a la América meridional. Editora Espasa-Calpe. Traducido del francés por Federico Ruiz Morcuende.
Trystam, F. 1999. Diálogo con las estrellas. Relación de la prestigiosa expedición de tres científicos franceses a Sudamérica y de las aventuras que le siguieron (1735-1771). Edición en español: Libri Mundi. Traducido del francés por Darío Lara.
Wolfgang von Hagen, V. 1963. Grandes naturalistas en América. Sudamérica los llamaba. Biografías Gandesa. Traducido del inglés por Teododo Ortiz.


lunes, 3 de octubre de 2016

La ruta de las letras: en la búsqueda de esas species[1] diversas de América.

La ruta de las letras. Diseño del barco: Luisa Fernanda Castellanos.

Quizás, en medio de la desazón se emprendieron grandes rutas; búsquedas temerarias de aquellas species que dieron origen a esos primeros documentos impresos sobre América. Los escritores pioneros saborearon con los sentidos nuevas esencias y las intentaron, cada uno a su manera, plasmar en letras.

Si bien, aquellos primeros petroglifos labrados en rocas guardarían, para ellos, secretos enigmáticos sobre sus orígenes; serían unos papiros los voceros de esos primeros encuentros con “otra tierra”. Extasiados, algunos sobrevivirían en el intento de traducir esas primeras impresiones, donde ni la pluma, ni la tinta, ni los tipos reflejarían la magnitud de las imágenes; de cada majestuoso hecho.

En ese “perder la razón”, identificarse y despertar de nuevo los sentidos, continuamos en Bios Escritores. Ahora, navegamos en el barco de aquellos primeros viajes temerarios en letras.

Todo escrito tiene un antecedente, una materia prima, un volver a esas esencias de las cuales fueron compuestos los signos.

Las tintas de esa China, tan cercana y lejana a América, narrarían diversas historias teñidas de orígenes tan diversos como sus árboles. Sin embargo, esa historia que es siempre el comienzo de cualquier texto, es, como diría el cineasta Juan Figueroa, “Esa espiral que nadie sabe”...

No se sabe, porque lo que para algunos fue el inicio, es solo una mínima parte de lo que aconteció en realidad. Lo que hemos leído, estudiado o conocido, es un trozo minúsculo de lo que, tal vez, ocurrió en realidad.

Escribimos y escribiremos desde aquella infinitésima parte. Para ello, abordaremos esa primera narrativa conocida y utilizada por los exploradores-naturalistas pioneros en América. Así, deslumbraremos solo algunos diminutos “nucleótidos” de ese “ADN en espiral de conocimientos”.

Un libro es eso: un conjunto de discursos que pocas veces nacen en las raíces reales del espacio y del tiempo.
Es un collage de interpretaciones no siempre plasmadas por los protagonistas de los mismos, sino desde la percepción particular de quien lo hace.

A América como a los otros continentes, llegaron esos seres “extraterrestres” omnubilados frente a la riqueza que supera ese oro, esas species. Pero al igual que ahora, sin dar espera a la llegada, las imprentas lejanas reprodujeron la noticia de aquel “descubrimiento”; de esa abundancia que en aquellos momentos era esquiva en la Europa de los caminos de herradura. Sobre América poco se conocía, eran considerados mágicos esos trayectos de ese “nuevo mundo” de tierras negras y hojarasca.

Aquellos que querían explorar lo inexplicable: eso que siempre esta en el fondo, lo inalcanzable... Serían los naturalistas.

En un lugar pequeño en Francia (La Academie Royal des Sciences) y, a su vez, enaltecido por los nombres que entre sus paredes guardan (Newton, Voltaire, Cassini...) nacen algunos de esos escritos de los grandes científicos que viajaron y escribieron, por primera vez para Europa, sobre la naturaleza y geografía de América. Sobre estos hombres, poco a poco, hablaremos.

Sin embargo, los conocimientos fueron ocultos, trágicamente destinados al secreto...

...Siempre que un español compilaba un manuscrito sobre las maravillas naturales de América se ocultaba el informe. Para que un libro pudiera publicarse, tenía que pasar antes por la rígida censura del rey, del Santo Oficio de la Inquisición, del Consejo de las Indias y de la Casa de Contratación. Se escribieron excelentes informes, pues el español era un observador magnífico, pero el mundo nunca los vio ni los leyó. Una a una las clásicas memorias se enterraron en los archivos. Había cristalizado la política oficial del exclusivismo... (Wolfgang von Hagen, 1963: 21,22).

En nuestra próxima entrada de Bios Escritores daremos unos sutiles pincelazos sobre uno de aquellos exploradores de este y otros continentes; Charles-Marie de la Condamine... 

Así que eres bienvenido a subir a nuestro barco. Ven con la mochila bien puesta para navegar por el río de la historia desde Bios Escritores... Las letras son universales.

... Caeremos al agua, será inevitable...

Referencia
Wolfgang von Hagen, V. 1963. Grandes naturalistas en América. Sudamérica los llamaba. Biografías Gandesa. Traducido del inglés por Teododo Ortiz.




[1] Palabra en latín que en castellano se traduce como especias. Según la RAE una especia es una sustancia vegetal aromática que sirve de condimento; p. ej., el clavo, la pimienta, el azafrán, etc.