miércoles, 27 de octubre de 2021

Un pescador navega, entre hojas, con la leyenda de “el Hombre Caimán” y “Álvaro Lemmon. El arte de ser humor”.

Jorge Hernando Díaz junto con imágenes del libro
"Álvaro Lemmon. El arte de ser humor. Retrato del camino de transformación de un artista".

 “Ni la historia, ni la geografía, ni ninguna ciencia, 

arte u oficio son rutas aisladas para interpretar el entorno.

A cada respiración nos estamos georeferenciando en el tiempo y en el espacio.

Nuestro reloj circadiano no se detiene,

siempre nos está señalando el momento justo de parar

o el chasquido previo al avance”. (Camacho y Díaz, 2018: 34)


    A las 4:00 am, como lo hace desde hace décadas, ese 25 de octubre del 2021, don Jorge se levantó con el canto de su espíritu. El 14 de octubre cumplió sus primeros 73 años y dio gracias a Dios, al universo, por ese nuevo día. Como siempre, tomó ese primer sorbo de café bien caliente para derretir el frío antes de salir y montarse en su bicicleta. 

Hombre, ruta y bicicleta.



    Es un “escarabajo del río y las montañas”: sabe remontar toda clase de dificultades, con o sin gasolina en su motor. Ese día tenía un nuevo reto, él mismo lo asumió: dos entrevistas, una a las 6:30 am en Olímpica estéreo y otra en Dorada estéreo a las 10:00 am. Se despidió de su esposa y de su hija, pedaleó con fuerza con el remo de la confianza del buen navegante, con esa voz que sonríe y que lo hizo convertirse en líder de su asociación de pescadores: fue a cumplir la misión que se había trazado. 


Nuestras bitácoras.


Él sabe que cuando se coopera y se rema con fuerza, 

rumbo a un mismo objetivo,

 a buen puerto se llega.


    Los pescadores navegan muchas veces en soledad y en silencio durante décadas. Aquellos que aman el río y asumen su compromiso, con la tierra y con el agua, entregan su experiencia con amor y sin ego. Lo anterior, le ha llevado a Jorge a comunicar y llevar cartillas de peces y de acuicultura bajo el brazo. Les cuenta a otros lo que significan esas letras. Tantas definiciones suelen enredarse como las agallas de los peces; pero, como las redes, con paciencia y buena guía es posible desentrañarlas e incluso llegar a repararlas con el hilo de la paciencia.

Pescadores arreglando una malla cerca al río Amazonas. Año 2003.



    Un día, en el 2014, tuve el gusto de conocer a Jorge y, como ocurre con los mejores encuentros de la vida, ese día firmamos un pacto sin papel ni tinta, uno que nos llevaría a finalizar cuatro años después un libro “Escrito a cuatro manos. El encuentro de las letras de un pescador y una pescadora de saberes en el río Magdalena, Colombia”. Ahora, siete años después de ese primer encuentro, nuestra amistad, junto con la de otros pescadores como David Monroy, se teje con hilos fuertes y la promesa de saber que en ellos puedo encontrar la transparencia de sus almas.

Libro escrito en coautoría con Jorge Hernando Díaz.


   Jorge pesca, rema, desafía todos los conceptos. Él no solo es un conocedor del medio acuático y de esa cultura anfibia; él sabe de letras, de cultivos de peces, de construcción y de sembrar en los campos. Asiste a miles de reuniones, donde es un conocido interprete del lenguaje técnico y científico. Sabe cuándo es el momento de hablar o de guardar silencio para abrirse a la escucha. Traduce a los otros esos lenguajes que ondulan en la subienda de los nuevos proyectos o en las temporadas que brillan por su ausencia. 

   Este pescador, escritor y maestro, de nuevo pedalea en su bicicleta con una nueva promesa. Está dispuesto a apoyar a sus amigos Katty y Miguel, a un Álvaro Lemmon que solo conoce por la televisión. A una editorial naciente Bios Escritores EU y a su primer hijo en letras: 

“Álvaro Lemmon. El arte de ser humor. Retrato del camino de transformación de un artista”

Portada del libro con su separador.


    Es un ser humano digno de mi admiración y no puedo dejar de contarle, a quien se atreva a leer estas líneas, que sí. ¡SÍ! Existen hombres que se enfrentan al río de los cambios. Ellos NAVEGAN EN SU INTERIOR a contracorriente, llenos de confianza en sí mismos, en sus conocimientos, en su embarcación cotidiana que los ha llevado a trasegar en medio de una cultura que entrega leyendas vivas, como la de Álvaro Lemmon. 

    Ahora, con valentía y serenidad, lleva un caimán de letras e imágenes y recuerda a otra leyenda: un pescador “Saul Montenegro” que, en Plato, Magdalena “se volvió caimán”. 

Página interna del libro donde puedes ver esa conjunción de leyendas. Investigación, arte, música, humor y poesía.


    El 11 de septiembre tuvimos el honor de presentar este último libro en el municipio de nacimiento de Álvaro Lemmon Ballestas, hijo también del Gran Río de la Magdalena y de Silvia, mujer bellísima de cabellos largos y negros, que nos acompañó desde el cielo en la creación de este escrito.

En orden de izquierda a derecha: Miguel Ricardo Martín Llorente (en el fondo), nuestro editor; Álvaro Lemmon Ballestas, Armando Pacheco Caballero (fiel seguidor de ambas leyendas) y Edgar Romanos Moisés, famoso platense que representa la leyenda de "el Hombre Caimán". 


    Muchos podemos decir que conocemos y hemos navegado por espacios de este río grande; sin embargo, es la entrega que derrama lágrimas y sonrisas la que hacen que alguien en realidad ame su cuenca. Tanto un habitante del Magdalena como un humorista anfibio están hechos de las mismas células ¿Qué nos diferencia a los unos a los otros? Somos iguales en los cursos de las letras y de nuestros silencios que se zambullen en cada universo interior.

    Don Jorge habla en emisoras de este último libro que, aunque él no haya escrito con su puño y letra, allí se siente está retratado. Habita con cada leyenda en el mismo río, que durante décadas ha defendido con amor. 

    



    Álvaro (76 años), Miguel (51 años), María Alexandra (51 años), Sofía (27 años) y Katty (49 años) somos el equipo del libro ahora; este equipo va creciendo en cada gestor cultural que va sumándose… Ahora se unen Jorge (73 años), Judy (Fundación Arte Colombia), la librería  “La Era Azul”, la “Tienda de Ángeles”, Luis Fernando (en “La registradora” su negocio local en Bogotá); nos acompañan en esta causa ¡Tú puedes hacer también parte! 

    Nos podemos ir uniendo a las cuerdas de la inseparable guitarra de Álvaro, a esas cuerdas de alegría, donde el humorista puede esbozar con libertad su arte, incluso si lo embriaga la tristeza. Álvaro conoce muy bien sobre levantar grandes causas, escuelas, fue fisiculturista. Jorge, escritor y pescador ribereño, ahora enseña lo que sus amigos han escrito sobre su paisano de la cuenca. Se emociona contándolo porque ambos, todos, representamos la misma agua, la misma tierra.


Te invitamos a ver este video:

El pescador y el libro "El arte de ser humor".


    Un pescador reconoce el humor como un arte, así como su pesca. 

Sonreír es cosa seria,
es un acto de supervivencia cuando los apoyos escasean,
cuando el único puerto seguro
habita en su alma y en la certeza de un Dios
que va más allá de todo lo que pareciese
un futuro incierto.

      Estas palabras no son solo para contarles de un libro y su proceso, sino de un maravilloso gestor cultural y líder, Jorge Hernando Díaz. 

    Con la compra del libro “Álvaro Lemmon. El arte de ser humor. Retrato del camino de transformación de un artista”, apoyas no solo a una editorial naciente, sino, también, a este pescador que recibirá una comisión por la venta de los ejemplares en su municipio y en otras partes de Colombia. 


#Yo apoyo el humor, al pescador, al artista y al escritor. 


    Es una alternativa económica también para él ¡Hazlo realidad!

   

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    Seamos empáticos con las iniciativas culturales, no nos quedemos solo en palabras.


Siembra paz, renuévate con el alevino vivaz de un libro.


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Es nuestra forma de vivir, con amor, humor y alegría.

¡En las próximas semanas, esperamos anunciar como adquirirlo en otras partes del mundo!

Gracias.