domingo, 13 de noviembre de 2016

Las primeras letras en las ciencias: desde la roca hasta el papel 



La comunicación de los conocimientos y su adquisición (observación, experimentación y raciocinio) ha ocurrido desde el origen. Esta ha sido una ruta de raíz táctil; una especie de manufactura de pensamientos, imágenes y sonidos. Su manifestación surgió y surge desde el silencio reflexivo y se transcribe, a través de los sentidos, luego de trasegar en ese interior desconocido: ese conjunto de laberintos rupestres que a cada paso se revelan. Ahora, esos permanentes aprendizajes y descubrimientos labrados en rocas, amasados entre arcillas y transcritos en papel pareciesen casi intangibles en medio de esa red de conexiones mundiales inmersas en la matriz de la Web



Nuestro tacto siempre ha mantenido una íntima relación con cada sustancia. 
Desde siempre, hemos estado conectados con el entorno de la materia.

En esta ocasión, navegaremos en una embarcación construida con cortezas y, como vela, esos primeros papiros donde los “tipos” eran un contoneo transcrito a través de los dedos sumergidos, horizontales y verticales, plenos de signos, en líquidos espesos y zigzagueantes. 

El primer libro que conocemos es un relato caldeo del Diluvio. La historia estaba inscrita en una tablilla de arcilla de alrededor del año 4000 antes de J.C., anterior al Génesis unos 2000 años (Tuchman, 1980)... 
Hacía falta un medio de comunicación que pesara poco y fuera portátil. El primer medio que tuvo éxito fue el papiro (hojas hechas de la planta del papiro, encoladas, para formar un rollo de hasta 60 a 120 cm, sujeto a un cilindro de madera)... En el año 190 antes de J.C., se empezó a usar el pergamino (hecho de pieles de animales)... En el año 105 de nuestra era, los chinos inventaron el papel... (Day, 2005: 5).

De la dureza de la roca, la maleable arcilla entre los dedos, la hoja del papiro de más de un metro y la piel de animales convertidas en pergamino, surgiría otra “piel”, una vegetal: un medio nuevo conductor de los escritos gracias a esas cortezas hechas papel. 

Creado el papel, este conservaría esa entrañable comunicación epistolar con pluma y tinta. Llevaría inmersa no solo los descubrimientos de los investigadores y sabios, sino, además, el toque personal de aquellas manos transcriptoras de emociones y sentimientos tallados en unas cuantas letras. Surgiría, según Mendoza y Pavaric (2006), la Republique des Lettres, responsable de hacer circular entre Londres y París los progresos de la ciencia inglesa y francesa. 

De esta forma, los caminos acompañados de la imprenta conducirían a la aparición de las revistas. Estas tuvieron diversas rutas, según la razón del origen de su naturaleza: la primera, Journal des Sçavans, preservó el toque literario y esa comunicación sobre la filosofía cartesiana de la época. 

Imagen recuperada de: http://www.ateneodemadrid.com/index.php/Media/Images/Journal-des-savants


El 5 de enero de 1665, se edita en París el primer número del Journal des Sçavans, bajo el patrocinio privado del abogado y miembro del parlamento Denis de Sallo, Sieur de la Coudraye y apoyado por Jean-Baptiste Colbert, Ministro de Economía, quien dos años más tarde funda la Académie Royale des Sciences (diciembre 1666)... “No habrá nada que ocurra en Europa que valga la pena conocerse por los hombres de letras que no se pueda aprender en este Journal” (Spinak & Parker, 2015).

Muy de cerca, 60 días después, nacería Philosophical Transactions el 6 de marzo de 1665 en la cuna de The Royal Society. Esta sería una estrategia de difusión exclusivamente científica dirigida a los miembros de esta sociedad.
 
Imágenes de portada y algunas páginas interiores de Philosophical Transactions. Recuperadas de: http://www.biodiversitylibrary.org/item/183299#page/2/mode/1updir leyenda


Y en esta época de surgimientos literarios, tres años después, aparecería en Italia la publicación Litteratti de Italia; en 1670, en Alemania, la Miscellanea Curiosa. En América, casi un siglo después (1772) saldría a la luz la primera revista: Mercurio Volante en México; esta divulgaría diversos aspectos vinculados a la medicina y a la física.

Las publicaciones se convertirían en comunicaciones periódicas y su diseminación crecería, cual si fuesen semillas, en los cinco continentes.

Así, nos hemos introducido en una breve navegación que, no obstante, llevó siglos en el mar de las publicaciones. Un universo con códices determinados y creados por el hombre. 

En esta, la "carta de navegación" es y será trazada a partir de unos índices bibliográficos y el rumbo guiado por la fuerza gravitacional del “factor de impacto”. Su evolución seguirá a lo largo del tiempo. 

Los escritos tienen células propias, una memoria que crece y un ADN que muta, frente a las nuevas tecnologías y la difusión de las rutas científicas. 

¡Te invitamos a seguir nuestras próximas navegaciones!

¡Próximamente, nuevas rutas de letras! 



Referencias

Day, R. A. 2005. Cómo escribir y publicar trabajos científicos. 3ª. Ed. Washington, D. C.: OPS. En: Publicación Científica y Técnica No. 598. Traducción de Miguel Sáenz. Esta versión en español se publicó con permiso de The Orix Press.

Mendoza, S & Paravic, T. (2006). Origen, clasificación y desafíos de las Revistas Científicas. Investigación y Postgrado, 21(1), 49-75. Recuperado el 10 de noviembre de 2016, de http://www.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1316-00872006000100003&lng=es&tlng=es.

Spinak, E. and Packer, A. 350 años de publicación científica: desde el “Journal des Sçavans” y el “Philosophical Transactions” hasta SciELO. SciELO en Perspectiva. Recuperado el 9 de noviembre del 2016 de: http://blog.scielo.org/es/2015/03/05/350-anos-de-publicacion-cientifica-desde-el-journal-des-scavans-y-el-philosophical-transactions-hasta-scielo