sábado, 13 de mayo de 2017

El lenguaje no verbal: un mundo de sonidos

La ruta del escarabajo. Tomada por Claudia Gonzales.
La comunicación humana no siempre está asociada a las palabras; en realidad, solo un 35%  hace uso de las letras. Quizás, sea curioso que en Bios Escritores abordemos este tema, pero la diversidad en la comunicación es esencial para cada ser vivo que nos rodea. Como animales "racionales" nos preguntamos: ¿cómo se edita una emoción?, ¿cómo se corrige una mirada?, ¿cómo se edita esa imagen que se cuela en nuestra alma?, ¿cómo se expresa un sentimiento?, ¿cómo se diagrama una emoción que nos deja sin palabras? 

Es imposible editar la naturaleza, 
corregir esos espacios fantásticos del silencio. 
Afinar la música del viento: 
ese que se cuela en los árboles.

Son tantas las traducciones 
que acompañan el aleteo de un insecto,
tan diversas como las sensaciones
que a nuestro tacto generan. 

Tal vez, sea la poesía el uso más congruente de las palabras. Esas que parecen efímeras cuando no se miden en líneas, ni en el número de párrafos, ni se equilibran en la canoa de la vida: solo navegan al ritmo de nuestras emociones.

Esos factores asociados al comportamiento (kinesia y proxémica) no necesitan letras. Una mirada, un gesto, una expresión, una postura, la cercanía nos delata, sobre todo si se conversa " a corazón abierto". 

No obstante, rodeados de un mundo de ruidos, es imposible, a veces, escucharnos. No solo el lenguaje de las manos es usado por alguien que tiene sus oídos en los ojos y en la piel; ni el lenguaje Braille es solo concerniente a quienes ven de otro modo el mundo: todo el tiempo leemos nuestro entorno con nuestras manos. Entregamos caricias con los ojos o un golpe certero que puede producir heridas infinitas. Miramos y amamos o, por el contrario, quebrantamos el espíritu (incluso de alguien recio). 

Editar, corregir o traducir nuestro lenguaje es cuestión de “tacto”; 
optamos por aprender, o no, una comunicación que no genere rencillas; que no haga, ni nos haga daño.

Quisimos hacer un alto en el camino y reflexionar sobre ello. En esa comunicación donde los gestos, las manos, las posturas y las miradas hablan por nosotros. Existen lenguajes no verbales, universales, y otros inmersos en cada cultura. Casi siempre cometemos cientos de "errores sociales y ambientales" cuando no observamos, ni aprendemos a “traducir” aquello que está cargado de símbolos. Podemos dar señales erróneas; más aún, si estamos transitando a diario en este mundo donde un sinnúmero de lenguas son las que se usan.

En el ámbito social, aquello denominado paralingüística (tono, ritmo, volumen, silencios y timbre) acompañan a nuestra voz; hacen parte de esa comunicación no verbalizada.

¿Cuán largos son nuestros silencios? 
¿Cuál es la música que acompaña nuestra voz? 
¿Acaso conocemos, exactamente, cuál es el sonido que emitimos? ¿En realidad conocemos nuestra música?... 

Cuantos interrogantes pueden surgir de eso no verbalizado... Un tema apasionante en el que indagaremos “sin prisa pero sin pausa”... 

Por el momento les compartimos un enlace que nos hace llegar María Amez Navarro desde Salamanca – España. Un tipo de comunicación verbal y no verbal apasionante; esa que concatena la música, la vida y la física:  

Dialogaremos sobre ello... Tanto por descubrir, tanto que trasegar y navegar, incluso, sin usar una sola palabra.

Seguimos los silencios y atravesamos, lentamente, el mar de las palabras.

Seguimos navegando,
seguimos en Bios escritores.