miércoles, 25 de marzo de 2020

Ciencia & Humor: donde reírse es la hipótesis


Hipótesis 1: La risa es directamente proporcional a la alegría y a la pasión del investigador por su materia y, porque no, su antimateria.

Hipótesis 2: La risa no es directamente proporcional a la alegría y a la pasión del investigador por su materia y, porque no, su antimateria.

¿Cuál es tu respuesta?...

… Cuando se habla de ciencia pareciese que fuese necesario sacrificar la risa, porque la ciencia es cosa seria, pero, ¿Acaso el humor no lo es?... Quizás, nunca ha llegado a un instituto de investigación un Curriculum vitae donde en el campo de formación académica diga “Doctor en ciencias exactas y en las inexactas también”, “Antropólogo por obra y gracia de los espíritus sagrados en las comunidades visitadas”, “Sociólogo y a ratos el payaso de la casa” o “Filólogo, filósofo, acróbata, cocinero y saltimbanqui en las salidas de campo”. 

Sin embargo, cuántos libros, informes y “papers” serían publicados sobre todo lo que ocurre en una salida de campo, y en la vida, cuando de pronto algo se rompe. Ese equipo perfecto de medición, junto con la pérdida de esos reactivos de alta precisión que mandaron desde Alemania... Sin embargo, lo que en ese momento pudo originar rabia y frustración, años después, será motivo de risa; una anécdota en medio de las conversaciones que surgen después de esas cervezas, en algún lugar, y que jamás saldrán en un informe.

Aquellos que estudiamos biología, sobre todo los que en sus inicios fuimos "jóvenes estudiosos de la naturaleza en la ciudad", luego, tarde o temprano en un bosque o selva nos resbalamos, nos fuimos de bruces por no decir de “jeta” en la vida… Ya saben… Entonces, aprendimos a rodar como un puercoespín ladera abajo, hasta llegar al río de la realidad y espantar la pesca de lo aprendido, para desaprender y de nuevo comenzar.


Imagen tomada de Pixabay.

Si, la ciencia pura y la no pura, es pura risa…  Si se ve como una travesía de aciertos y accidentes, un laboratorio donde no siempre hay luz, un salón de clases donde es posible despertar del tedio cuando surge un chascarrido, un apunte genial que despertó el sentido adormecido del humor… Ese miembro olvidado y en extinción en el afán de sufrir para vivir “mejor”.


Aquel que no se ríe de sus propias tragedias es incapaz de sobrevivir a sí mismo… 

¿Y porqué todo esto se preguntarán? Actualmente, una de nuestras Bios Escritoras, Katty Camacho García, escribe sobre el humor… Pero, ¿escribir sobre el humor en tiempos de virus? ¡Blasfemia! ¿O no? “La risa puede ser un remedio infalible”… Si queremos sobrevivir como especie es necesario reducir las altas dosis de estrés a las cuales estamos adictos. Dejar de beber de esas noticias terroríficas y escalofriantes. Concentrarnos en producir a diestra y siniestra los neurotransmisores de la felicidad, mucho mejores que los medicamentos. Cualificar las concentraciones de dopamina, endorfina, oxitocina y serotonina, como un cóctel fabuloso, capaz de fortalecer el sistema inmune para no distraernos en la depresión que colapsa a los leucocitos y plaquetas ¿Acaso existen “journals” que publiquen el grado de carcajadas estrepitosas producidas en plena actividad… Científica?

Si nos riéramos más respiraríamos mejor en el medio de cultivo de las noticias, que generan altas dosis de adrenalina diaria. Tenemos la capacidad de saber escapar de todo ello y centrarnos en una tesis valiosa y prioritaria: disfrutar cada instante.  


… Los científicos suelen tener sentido del humor y hay algunos ejemplos notables. Parece ser que esta condición no es excepcional. Raquel Bialik, una inquieta antropóloga mexicana contemporánea, logró recopilar una serie de experiencias, testimonios y textos que fueron editados por la UNAM en un libro titulado “El humor en la ciencia”… 

Hacer humor es lo más cierto y sano que podemos hacer a diario, sea en un laboratorio, un aula de clase, en la universidad o en la calle. El que reconoce su gracia, en medio del miedo, rompe una delicada escarcha que separa los fríos informes o resultados de un proyecto, al lograr introducir algo diferente en sus textos sin dejar de ser científico. 


… El hecho mismo de que un grupo de personas más o menos afines estemos compartiendo la experiencia del humor, promoverá una cierta solidaridad, dará la oportunidad de ridiculizarnos mutuamente, reducirá sentimientos de ansiedad y, sobre todo, servirá de válvula de escape en estos momentos de tensión por los que todos -en mayor o menor grado- estamos pasando… (Tomado del Simposio: “Humor en la Ciencia” de la antropóloga Raquel Bialik).

Atreverse a publicar desde ese humor en la ciencia es primordial en los temas que rondan la divulgación científica. No es suficiente dejarle esa ardua labor a los comunicadores sociales de las universidades o centros de investigación, diseñadores, publicistas, etc… El científico, el investigador debe arriesgarse a darse y dar más de sí. De que nos sirve publicar textos esquivos que no generan aunque sea una luz de alegría en los otros. 

En ocasiones, por no decir casi siempre, leer un artículo en una revista de investigación puede ser una experiencia tan árida, como la lengua de un estudiante primíparo de biología que perdió su botellín de agua en una trocha semidesértica al medio día. Otros, son tan desabridos y poco atractivos como un sándwich en un hospital de urgencias a media noche.  Rancias son sus páginas luego de días, meses o años antes de ser publicados. 

¿Para qué publicamos, en realidad? En el proceso de seguir las normas escritas, el precipitado del ego se hace más pesado frente a la presión y agonía de mostrar el mayor número de “papers”, con respecto a “la competencia” y, de este modo, conservar el estatus de ser “la súper estrella” en el tema. Sin embargo, llegar a las revistas más consolidadas nos puede llevar miles de horas que luego nos cuesta recuperar. Si bien, la ciencia es relevante, el vivir con humor también lo es. No sacrifiquemos la alegría de ser.

Quizás, si nos abrimos un poco más y no escribimos sólo para el gremio de los “reconocidos” que quizás serán nuestros lectores, produzcamos una emoción diferente… El humor y la ciencia son posibles si con pasión la labor se hace…

Entonces, ¿cuál hipótesis escoges?


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ahora también en el humor.
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¡Hasta la próxima!

Lo místico es pura alegría



... 1. Ríase enésimas veces durante el día y en la noche.
2. Sacuda el corazón y permita que su cerebro lo escuche. Que juntos se cuenten chistes y se hagan cosquillas: es probable que ambos se estremezcan y hagan las paces.
3. ¡Viva!, no condicione la felicidad al "momento adecuado", no espere ¡Arda y abrace de la dicha!.
4. No postergue su entusiasmo, ni lo ponga en cuarentena.
5. Déjese contagiar del virus del amor ¡Peligro!, quizás no vuelva a sufrir de nada y no tenga la excusa de enfermarse.
6. Saque esas carcajadas guardadas y tome de 5 a 6 cápsulas con el zumo de la paz-ciencia.
7. Vuelva a la alacena del antes o después y sáquelo todo. Limpie con esmero ¡Ojo!, solo quédese con lo que lo hace feliz.
8. Beba del cítrico sentir, del dulce despertar, del salado vital.
9. Confronte lo amargo y ríase de ello: todo tiene su gracia.
10. Agréguele amor a todo, si sufre una sobredosis de dulzura, mucho mejor: quizás pueda contagiar a otros.
11. Aprenda a hacer el ridículo: sea lo más cursi posible. Pronto descubrirá el payaso que habita en usted y quizás monte su propio circo.
12. Beba del puro humor es el único licor que no da guayabo..."
(Tomado del libro sobre el humor en gestación @biosescritora, @elhombrecaiman) seguiremos informando...